Afortunadamente el pobre Crivell se ha quitado la careta: ya escribe abiertamente PARA los Canoreitas.
No voy a explicitar la consideración personal que me merece este individuo, me ceñiré a lo estrictamente relacionado con el mundo taurino.
Ensoberbecido el tal Crivell, se dedica a otorgar y retirar títulos de aficionado (si te gustan los carteles, si vas a determinados actos,...). Ya hace tiempo que soy "consumidor de espectáculos taurinos", pero de todos modos, cuando leo estas cosas, no puedo evitar que me dé la risa floja.
Tratando de acaparar el mayor número de tribunas posible, ha enloquecido: ataca a todos, ve enemigos por todas partes, está nervioso... cada vez está mas lejos de la realidad; que no se entera, vamos.
Lejos del gran gurú taurino que lleva toda la vida tratando de ser (¡el pobre!), se ha quedado en vocero de los Canoreitas.
Si su pensamiento no fuera unidireccional, quizá hubiera podido ocurrirsele (en relación a la conferencia de marras) que hay amantes de este espectáculo que no participamos en nada donde tengan algo que ver los propietarios de la plaza, complices de los Canoreitas ó al menos cooperadores necesarios de sus tropelías taurinas.
En su maniqueísmo ciego e interesado, o le entregas el dinero sin protestar a los Canoreitas, o eres enemigo de la fiesta. ¡Qué indigencia metal!.
Si no fuera por el daño que hace a este espectáculo que tanto amamos, deberíamos pasar de este pobre escribidor.
Tratando de acaparar el mayor número de tribunas posible, ha enloquecido: ataca a todos, ve enemigos por todas partes, está nervioso... cada vez está mas lejos de la realidad; que no se entera, vamos.
Lejos del gran gurú taurino que lleva toda la vida tratando de ser (¡el pobre!), se ha quedado en vocero de los Canoreitas.
Si su pensamiento no fuera unidireccional, quizá hubiera podido ocurrirsele (en relación a la conferencia de marras) que hay amantes de este espectáculo que no participamos en nada donde tengan algo que ver los propietarios de la plaza, complices de los Canoreitas ó al menos cooperadores necesarios de sus tropelías taurinas.
En su maniqueísmo ciego e interesado, o le entregas el dinero sin protestar a los Canoreitas, o eres enemigo de la fiesta. ¡Qué indigencia metal!.
Si no fuera por el daño que hace a este espectáculo que tanto amamos, deberíamos pasar de este pobre escribidor.
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