19 de diciembre de 2013

EL PLANTE (V)


  No voy a comentar, por ahora, las diversas opiniones vertidas sobre este asunto. La mayoría coincidentes, en líneas generales, y con algunas matizaciones muy substanciosas. Me refiero a los independientes, claro está, los de la foto de la comidita son otra historia. Sin embargo, hay una cuestión que nadie ha considerado y me parece importante.
  En el comunicado del G-5 se habla de “que esta plaza recupere su identidad y se respete a los toreros”. Para estos propósitos creo que el camino elegido no es el más adecuado. El público, sea o no aficionado, los compradores de entradas, son los que dotan de identidad a una plaza; no los propietarios o los empresarios de la misma. Y es el público quien debe respetar a los matadores. Cuando lo haga, los empresarios no tendrán más remedio que hacerlo también.
  Creo que todas las partes directamente implicadas en este envite deberían tratar de acercarse al sufrido pagano, darle su sitio, escuchar sus opiniones e intentar ponerlo de su lado. Sería muy beneficioso para todos.
   Muchas de las matizaciones substanciosas a las que antes me referí, merecerían una entrada ellas solas, pues se tocan temas muy interesantes: el papel de la autoridad, la relación del G-5 con los demás toreros,  la credibilidad de unos y otros, el obscurantismo de este gremio...pero entiendo que ninguna de ellas afecta a los aspectos básicos de la cuestión. Quizá en otro momento volvamos sobre ellas.
  Por último una certeza: todo el mundo habla de concordia, paz, entendimiento, unión, etc. Todo eso está bien y puede ser deseable, pero para avanzar en esa línea es imprescindible que desaparezca el inmemorial obscurantismo de este mundillo. Sin transparencia es imposible ninguna colaboración mínimamente duradera.

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