4 de abril de 2010

LA PRIMERA EN LA FRENTE



Al primer tapón…zurrapa !
El torillo que se rila,
y allá que van los cabestros
arropando aquella ruina.
Salen tres borregos mas,
sin trapío ni codicia,
mientras la tarde se va
entre modorra infinita.
¡Viva el encaste Domecq!
¡Vivan los toros artistas!
Y para artista…Morante,
que se aflamenca y se mira
y que se pone bonito
con el toro de mentira.
El público enloquecido
pidiéndole la orejita,
la orejita que no tapa
el desastre de corrida,
aunque suaviza, supongo,
esa estocada asesina
que recibió el parroquiano
al llegarse a la taquilla,
para comprarse su entrada,
esa entrada tan carísima.
También vino Manzanares
que los mató por arriba,
al que también regalaron
otra peluda orejita.
Y Perera, que no dijo
nada con aquellas birrias.
En el marco incomparable,
en la plaza más bonita,
en el albero de seda
…y demás cursilerías,
un atraco inaguantable
sufrió la afición taurina,
que pagó a precio de oro
la averiada mercancía.
Trajeron el medio-toro,
-cuarto y mitad, yo diría-
ese que no tiene casta,
ni fuerza…casi ni vida,
el toro disminuido
que exigen las figuritas.
Y esa fue la proclamada,
la esperada gran corrida
que inició la temporada
en la plaza de Sevilla.
Mal los toros, los toreros…
fingiendo que ellos querían
y la gente contentándose
con supuestas maravillas.
Mas para contento grande,
para una inmensa alegría:
el “taco” que se llevaron
los niños “canoreitas”.
¡Viva el encaste Domecq!
¡Vivan los toros artistas!

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