27 de abril de 2010

UNA CORNADA


A Tomás le han pegado una cornada fuerte. Le deseo una rápida y feliz recuperación.
Todo lo demás es puro disparate: la cornada gravísima, la recuperación prodigiosa, unos médicos opinando “de oídas”…Lo de siempre, el amarillismo tratando de vender periódicos.
Todos los toreros se equivocan alguna vez (no son perfectos, ni son robots, afortunadamente) en la cara del toro. Y cuando esto sucede, en algunas ocasiones viene la cornada. Así ha sido siempre y así seguirá siendo. Tomás comete un error y es cogido. Todo normal. No es mejor ni peor torero por ello, eso le pasa a cualquiera.
A mi modo de ver, Tomás, en lugar de rematar el pase detrás de la cadera, sacando la muleta por debajo de la pala del pitón, le quita la muleta de la cara antes de que el toro acabe de pasar. Y es él mismo quién se lo echa encima. El toro sigue, en todo momento, la trayectoria de la muleta y no hace ningún extraño.
Como dice el viejo dicho de las escuelas de periodismo, la noticia es que un hombre muerda a un perro. Que un toro coja a un torero…casi no es noticia. Otra cosa son las exageraciones y las ocurrencias, siempre interesadas, de unos y otros.
Se trata de una cornada, sencillamente, no hay más, eso es todo: una cornada.
Y al hilo de este asunto, una reflexión: igual que se puede devolver algo que se ha comprado y no se ha estrenado ni sacado del envoltorio, se podrá devolver un abono en la taquilla antes de darse el primer espectáculo del mismo.

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